Todos los autores pasan, en algún momento, por lo que yo llamo el “síndrome de la bandera blanca”. Es algo así: escribes con mucho esfuerzo todos los días, pero llevas demasiado tiempo luchando con ello. Una mañana te despiertas completamente desanimado. Ya has descartado un borrador anterior y ahora, una vez más, el libro parece perder completamente su rumbo. Decides tirarlo a la basura, otra vez. Ya no te importa este libro ni, en realidad, volver a escribir.
O tal vez el primer o segundo libro ya está listo y lo has lanzado al mundo, solo para descubrir que no ha recibido elogios de la crítica y nadie parece interesado. Tu libro solo tiene tres reseñas en Amazon y, sospechosamente, todos los críticos tienen el mismo apellido que tú.
Créeme, lo entiendo; las cosas no han salido como lo habías planeado y tu tanque emocional está en “E” de Vacío. Quiero recordarte la promesa que estoy segura que te hiciste a ti misma, ya sabes, la promesa de “dejaré de posponer las cosas, dejaré de poner excusas y finalmente lo haré”, la promesa de “me notarán”, la promesa de “marcaré la diferencia”. Escribir, publicar y promocionar tu libro requiere renovar tu determinación a diario; se necesitan agallas para echarle combustible a tu sueño cuando te sientes estancado.
Así que recuerda, incluso cuando no te sientas motivado o inspirado, puedes hacerlo. Cuando parezca que la meta está cada vez más lejos, puedes hacerlo. Cuando tu corazón se desanima cada vez que un amigo te pregunta cómo va tu libro, ¡puedes hacerlo!
¿Cómo lo sé? ¡Es muy fácil! Ya estás más avanzado que el 99.75 % de las demás personas del mundo, ¡solo por haber comenzado tu libro, haber escrito el primer capítulo o haberlo publicado en Amazon!
Sé que puedes lograrlo porque he visto personalmente a autores superar una y otra vez el síndrome de la bandera blanca y vender miles de copias de sus libros, y sé que tú puedes hacer lo mismo. ¡Sigue intentándolo, innovando y, lo más importante, nunca, nunca, nunca te rindas!
¡Sigue escribiendo, comercializando y creciendo!
PD: Por si no te apetece creerme, a continuación te mostramos cuatro gráficos con imágenes que hemos creado para recordarte por qué nunca debes rendirte. ¡Imagina si los autores que se mencionan a continuación decidieran ceder ante todo el rechazo!