La palabra escrita ha sido durante mucho tiempo el gran medio de comunicación entre las personas. A través de periódicos, libros y cartas, hablamos unos con otros, nos contamos nuestras historias, transmitimos nuestros conocimientos y compartimos nuestras percepciones. El siglo XIX fue testigo de algunas de las historias más grandiosas jamás contadas, tan famosas que ellas y sus portadas han vivido en nuestras bibliotecas, nuestros corazones y nuestra imaginación durante más de cien años. Estos cuentos han sobrevivido a la prueba del tiempo y probablemente seguirán haciéndolo durante más de cien años.
Aunque nunca hayan leĂdo el libro, prácticamente todo el mundo ha oĂdo hablar de Frankenstein. Este clásico del terror ha sobrevivido a la prueba del tiempo y seguirá asustando a generaciones tras generaciones. Incluso cuando la historia ya es conocida, la portada de este libro atrae inmediatamente al lector. El estereotĂpico cientĂfico loco, con el pelo blanco y vasos de cristal llenos de lĂquidos desconocidos, está sentado a una mesa mientras el humo de un cuenco parecido a un caldero se eleva a su alrededor. Al fondo se encuentra la escena de una de las muchas tumbas que debe perturbar en esta novela atemporal; y mirando al fondo está el castillo en el que realiza sus experimentos y da vida al famoso monstruo. Esta portada es maravillosa porque es capaz de contar la historia básica con solo una imagen, y cualquiera que haya escuchado el cuento se transportará de inmediato, mentalmente, al corazĂłn de la misma. Todo lo que tienen que hacer es girar la tapa para quedar completamente absortos.
Otro cuento atemporal con otra increĂble portada que retrata a la perfecciĂłn el Ă©nfasis principal de la historia que encierra. Moby Dick es otro cuento clásico tan conocido, incluso para aquellos que nunca han leĂdo sus páginas, que esta simple ilustraciĂłn es más que suficiente para encarnar el poder del libro. La ballena blanca gigante y el capitán loco, congelados para siempre en su acalorada batalla. Esta portada captura hermosamente la esencia misma de esta historia, desde el enorme barco en el fondo lejano, hasta los mares agitados, hasta la cabeza de un hombre que solo puede ser el narrador que apenas asoma desde el fondo. Él es parte de la historia, pero no es su historia. Solo está allĂ para observar, ver y contar la historia, tal como sugiere esta imagen. Es una ilustraciĂłn increĂble que captura perfectamente el poder del libro y se muestra para todos los lectores potenciales.
Las aventuras de Alicia en el paĂs de las maravillas por Lewis Carroll
Este es otro clásico ideal para los jĂłvenes y los jĂłvenes de corazĂłn, ya que sus fantásticos cuentos son entretenidos para lectores de todas las edades. Esta portada tambiĂ©n resulta increĂblemente atractiva para cualquier lector potencial, nuevo o antiguo, que pase por delante de este libro en la estanterĂa. El estilo del dibujo El libro permite a los lectores saber (si no lo sabĂan ya) que se trata de un verdadero clásico. La forma en que se ha dibujado la imagen es Ăşnica no solo para la Ă©poca, sino para las aventuras de Alicia en sĂ. La joven con el icĂłnico vestido azul y blanco está de pie educadamente, mirando al gato sonriente en el árbol. Dos de los personajes más memorables, si no favoritos, de estos cuentos hacen una pose memorable en la portada para atraer inmediatamente a los lectores; y no importa si han leĂdo la historia cientos de veces o si están a punto de leerla por primera vez. El borde alrededor del libro ayuda a encerrar la ilustraciĂłn de manera hermosa y realmente agrega el toque final a esta encantadora portada.
La imagen de Dorian Gray de Oscar Wilde
No importa quĂ© capte primero tu atenciĂłn: la extraña ilustraciĂłn o las palabras que se encuentran sobre ella; esta portada ha sido creada con maestrĂa para captar y mantener de inmediato la atenciĂłn, asĂ como el interĂ©s, de los transeĂşntes. Las letras amarillas del nombre del autor y la interesante informaciĂłn de que esta es su novela más famosa se destacan perfectamente del rojo del fondo, lo que las hace imposibles de pasar por alto. Lo mismo sucede con las letras blancas del tĂtulo. Luego está la imagen extraña y un poco sorprendente que ocupa la mitad inferior de la portada. Un hombre joven y atractivo se recorta contra una pintura espantosa. A primera vista, parece que solo está de paso, pero cuando la mente del lector logra ponerse al dĂa con su mente, se da cuenta de que el hombre del cuadro se parece mucho al hombre que camina; su traje y corbata son iguales, y una cara parece completar la otra. Y, por supuesto, el tĂtulo en sĂ sugiere que, de hecho, se trata del mismo hombre, pero Âżpor quĂ© uno es tan viejo y el otro tan joven? SĂłlo leyendo esta novela el transeĂşnte lo descubrirá, y esta portada habĂa creado intriga más que suficiente para que eso sucediera.
La mujer de blanco de Wilkie Collins
A veces, las imágenes más sencillas son las que crean los efectos más potentes, y esta portada es un ejemplo perfecto. Un negro sĂłlido crea el fondo perfecto para el retrato de una mujer fantasmal que camina por un paisaje dorado. El tĂtulo en letras doradas contrasta maravillosamente con el mismo fondo, pero aunque el tĂtulo es claro, la trama real no lo es. De hecho, al crear una portada tan simple con solo una mĂnima pista de la historia que se cuenta en su interior, esta portada tambiĂ©n ha creado una intensa curiosidad y un creciente interĂ©s. Los lectores potenciales se sentirán tan atraĂdos por la mujer de blanco que desaparece que simplemente tendrán que leer su historia completa.