El término desperdicio, que hace referencia a la destrucción deliberada de libros, se refiere a dañar o destruir intencionalmente libros para obstaculizar su utilización o venta. Esta práctica puede llevarse a cabo por diversos motivos, como impedir la difusión de información perjudicial o restringir la distribución y el comercio de libros. En ocasiones, el desperdicio se utiliza como una forma de disidencia contra un libro en particular o su autor.
Existen varios métodos para desperdiciar libros. Uno de ellos consiste simplemente en destrozarlos, dejándolos inservibles, pero no necesariamente destruidos. Otro proceso consiste en quemarlos, lo que hace que los libros sean ilegibles y ofrece un mensaje visual potente. Por último, algunas personas entierran los libros, lo que impide su uso y expresa de forma tangible sus sentimientos hacia el libro en cuestión.
Mientras que algunos perciben el desperdicio de libros como una manifestación de censura, otros lo consideran como una medir para proteger a las personas de información dañina o peligrosa. También puede expresar desacuerdo con un libro en particular. Cualquiera sea la razón detrás del desperdicio de libros, es obligado para provocar reacciones fuertes en los observadores.
Sin lugar a dudas, la importancia de los residuos en relación con el plan deterioro Se debe tener en cuenta el número de libros que se desechan. Los residuos, por definición, incluyen todos los componentes redundantes, no utilizados o indeseables. En el caso del deterioro de libros, los residuos pueden contener cualquier material utilizado en la fabricación de libros. Production que son opcionales para la funcionalidad del libro. Esto incluye papel sobrante, tinta, adhesivo y uniéndose materiales.
Aunque parezca contradictorio, el desperdicio deliberado de materiales en la producción de libros puede reportar beneficios. Al utilizar un exceso de materiales, los encuadernadores pueden crear productos que presenten una mayor resistencia al desgaste. Además, el excedente de materiales ayuda a proteger los libros de posibles daños o destrucción durante el transporte y el almacenamiento.